Planteamiento inicial.
3.- Planteamiento inicial.
3.1- Planteamiento del problema.
“El peor error para guardar un secreto es en
otro ser humano”.
En la producción de textos, la reflexión
gramatical, adopta una relación segregable, en el sentido que dispone por un
lado ampliar la concepción sobre la escritura, frecuentemente centrada en la
forma lingüística, y por el otro los aspectos formales de la misma; y no a una
visión profunda en la que se conciba la complejidad de la escritura.
El saber escribir se debe pensar desde
un enfoque holístico, como un todo dinámico y complejo de uso, de
representación de operaciones y de saberes, que contempla aspectos sociológicos
y cognitivos, pragmáticos, lingüísticos y didácticos (Álvarez, T. 2010, P. 85).
Además de considerarse un constructo social en aras de aprenderse en la
educación formal.
La competencia en comunicación
lingüística se refiere a la utilización del lenguaje como instrumento de
comunicación oral y escrita, de representación, interpretación y comprensión de
la realidad, en construcción y comunicación del conocimiento y de organización
y autorregulación del pensamiento, las emociones y la conducta (Álvarez, T. 2010,
P. 41).
La ortografía, como parte de este saber
complejo de la escritura, es un contenido declarativo que debe enseñarse en el
aula y para ello debe pensarse en la forma adecuada de hacerlo, planificando desde un enfoque holístico en el
que se vea como un todo y no como un elemento aislado.
Por
consiguiente, el secreto de las reglas ortográficas debe ser revelado a los
educandos con el fin de que cuando se encuentren con el dilema de escribir de
una u otra forma una palabra, empleen sus saberes para resolver dicha
problemática.
Los secretos de la
ortografía deben ser incitados, la escritura debe poseer su esencia natural, sus matices de belleza, su
parte literaria y retórica. La escritura debe proporcionar al hombre los
caracteres adquiridos a través de la historia sin perder de vista su
complejidad.
Claro está, que en la
producción de textos escritos, las reglas ortográficas no son la única
habilidad que deben dominar los compositores. La escritura es un proceso
intelectual, complejo y amplio que requiere de comprender el proceso mismo de
la escritura de un texto (planeación, realización y evaluación).
Al
respecto Álvarez, T. (2010) La escritura requiere el dominio
de habilidades y conocimientos tales como: a) las escrituras sintácticas; b) el
contenido semántico; c) los indicadores de cohesión; d) el género y tipo de
texto; e) las formas léxicas y sus relaciones; f) las dimensiones estilistas y
el registro; g) el conocimiento del mundo; h) los procesos motivacionales y
emocionales; e i) la creatividad (P. 48).
Los programas actuales de la Educación
Básica ponen el acento, con actividades puntuales, en cada uno de estos
aspectos, con el fin de que los alumnos sean productores competentes de textos;
es decir, que empleen la lengua escrita para satisfacer sus necesidades,
transmitir por escritos sus ideas y logren sus efectos deseados en el lector.
No obstante el dilema siempre está en
el cómo enseñar las reglas ortográficas como parte de un todo (texto), respondiendo
a prácticas sociales del lenguaje; en un contexto educativo en donde el
estudiante es el actor principal y activo del proceso de aprendizaje; en donde
la información está al alcance de todos, en formatos variados y en constante
modificación.
El
problema radica en el aprendizaje de la ortografía que ha
juzgar de los resultados que se han obtenido de los estudiantes, pareciera que la didáctica que se ha
manifestado por parte de los docentes en el aula no ha venido siendo la
adecuada; el aprendizaje de una serie de normas que rigen el lenguaje escrito,
para su total memorización, se ha quedado varada en un punto en el que la
practicidad tiene su contribución.
Al respecto (Carratalá, F. (2013) señala
que los contenidos de la reglas ortográficas han venido insistiendo en el
aprendizaje memorístico de aplicación nula; así como en la realización de
dictados que, más que un instrumento al servicio del aprendizaje ortográfico,
solo han servido para controlar el número de palabras erróneas escritas por los
estudiantes (P.19).
Por lo tanto convendría poner atención
en la didáctica que se está manipulando para obtener dichos resultados, cuyo
primordial objetivo debiera ser que los alumnos progresen en las más variadas
parcelas del idioma, escribiendo con pertinencia con el fin de redactar textos
para otros, para receptores diversos, con fines y contenidos diversos; en lugar
de recordar una suma agotadora de normas ortográficas.
La
enseñanza y aprendizaje de las reglas ortográficas son un conocimiento declarativo
que no se manifiesta de forma explícita en los procesos didácticos, que el
docente, mediador de aprendizaje, debe conducir al alumno a construir su propio
aprendizaje y emplear sus saberes previos para la toma de decisiones y la
solución de problemas, atendiendo a una situación comunicativa.
Es decir, es el maestro quien mediante
el empleo de recursos, estrategias de enseñanza y aprendizaje, situaciones de
aprendizaje y más; debe lograr que el educando construya un texto tomando en
cuenta sus procesos y características; así como el uso de las reglas
ortográficas situadas en contextos de práctica, viéndolas actuar en el texto
mismo.
A sabiendas de las investigaciones en
todas direcciones hechas respecto a la composición escrita, no está de más relacionar
los conocimientos que se tienen sobre el tema, a fin de aglomerar en la medida
de lo posible, la mayor cantidad de datos que puedan proporcionar respuesta a
las siguientes interrogantes:
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