Presentación de la propuesta de solución.

  

          Desde una percepción cabal de la escritura como un proceso complejo en el que se interrelacionas todos y cada uno de sus elementos como un todo y a su vez como un elemento particular de comunicación social que no solo depende de una adecuada forma de escribir las palabras, sino de una planificación, realización, edición y evaluación de lo escrito y de la movilización de saberes declarativos, procedimentales y actitudinales cognitivos y lingüísticos para hacer visibles las ideas del autor; se piensa que el uso de las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación) como recurso tecnológico de alto impacto en la sociedad actual, es un medio eficaz para la enseñanza-aprendizaje de la ortografía.
El uso de las TIC en la educación  ha generado una revolución en la forma en cómo se enseñan y se aprenden los contenidos del currículum; así como, hasta la forma de relacionar y comunicarse maestros y alumnos. En los últimos años han surgido infinidad de proyectos para la mejora de los aprendizajes y la búsqueda exhaustiva de mejorar la ortografía de los educandos.     
Hoy en día, el uso de las TIC es una herramienta de apoyo para la producción de textos, enseñanza y aprendizaje de las reglas ortográficas. Desde el empleo de páginas electrónicas como fuentes de información; materiales en formatos como imágenes, videos, audios o presentaciones interactivas para la enseñanza en el aula; hasta el desarrollo de cursos virtuales, lo necesariamente complejos, en los que el usuario complemente sus aprendizajes presenciales o sean el único recurso para su aprendizaje.
No obstante, la interrogante a la que ahora habría que buscarle respuesta es cómo incorporar las herramientas tecnológicas para la enseñanza y aprendizaje de las reglas ortográficas desde la complejidad de la escritura.
En el presente trabajo, se aspira al desarrollo de una situación de aprendizaje en la que se incorporen una serie de herramientas digitales que propicien, primero, una noción en el estudiante de la complejidad de la escritura; es decir, el aprendiz dimensione el proceso de la composición escrita desde diferentes aristas pero como un todo indivisible. 
Una situación que despierte en él, el estudiante, el interés por desarrollar textos con propósitos comunicativos en función de un contexto determinado, poniendo énfasis en el aprendizaje de las reglas ortográficas,  por medio de la intuición.
Así, de esta manera, el aprendizaje de las reglas ortográficas, no son un contenido particular del proceso de la escritura, como se expuso líneas más arriba, sino más bien, es un conocimiento que se incorpora como parte de la composición escrita pero que a su vez conforman el todo del texto.
Al respecto Gabarró y Puigarnau (1996) señalan que “la expresión escrita es tan sólo una parte de la lengua y dentro de esta parte, la ortografía ocupa un espacio relativamente pequeño” (p.27); sin embargo, no dominarla implica una fractura en el sentido completo de la competencia.
En este sentido, se busca que el alumno desarrolle una capacidad visual que posteriormente le ayude a recordar la manera correcta de escribir, además, de intuir las normas más frecuentes que se emplean en su lenguaje; así por un lado, el alumno desarrolla su competencia de escritura como proceso complejo y a su vez incorpora vocabulario nuevo a su léxico, especialmente de aquellos errores más frecuentes.
No obstante, no basta con proporcionar al alumno tareas en las que deba plasmar sus ideas por escrito; de igual manera, se debe situar en contextos determinados por situaciones problemáticas o en las que se enfrente a la solución de conflictos comunicativos. “Uno de los problemas más generales y graves de la escritura es la precipitación. Los alumnos se apresuran a rellenar la hoja blanca y vacía y, cuando llegan al  final, dan por concluida la redacción” (Cassany, D. 1993, p.119)
En otras palabras, se deben crear ambientes de aprendizaje semejantes a los que el estudiante se enfrentará en un futuro o situaciones comunicativas en las que demuestre el empleo de sus competencias para la consecución de objetivos. Se debe concientizar al alumno, que escribir es un proceso que requiere de procesos cognitivos, de pensamiento y reflexión para hacer visibles las ideas con adecuación, coherencia y cohesión. (Apéndice 3).
Al respecto Camps (2004) señala que “el aprendizaje de la ortografía sólo tienen sentido si se enmarca en un aprendizaje de la lengua escrita entendida como capacidad para la expresión y comunicación por escrito” (pp.41-42).
El método de diseño instruccional ADDIE (Análisis, Diseño, Desarrollo, Implementación, Evaluación) es un marco que enlista procesos genéricos que diseñadores instruccionales y desarrolladores en entrenamiento utilizan como base para grandes programas funcionales. Representa una guía descriptiva para la construcción de herramientas de enseñanza y aprendizaje eficaz, en cinco fases.
Por tanto, este método de diseño instruccional funge como base para la construcción general de la propuesta de solución, ya que se considera que para su eficaz ejecución se debe conocer primero al usuario a quien estará dirigido el objeto de estudio (Análisis) como lo señala el presente modelo antes de poner en práctica cualquier propuesta de solución (Implementación).

Es un modelo que acontece con regularidad en diseños instruccionales para plataformas digitales, sin embargo, el proyecto diseñado para la mejora de la ortografía, no dista mucho del empleo de las TIC como herramientas para el aprendizaje. En este sentido, el modelo además de ser un elemento central para el desarrollo del trabajo, también es un medio para el análisis de los recursos tecnológicos que se emplearan en dicha propuesta. 

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