Marco teórico.
7.0- Marco
teórico.
Docentes e investigadores se han
percatado de la ardua labor pedagógica que se requiere para que los estudiantes
adquieran las habilidades necesarias para favorecer la competencia
comunicativa; y es que saber emplear y producir una lengua va más allá de
enmarcar una serie de conocimientos o de su ejecución en contextos diversos.
Kaufman y Rodríguez (2003) esbozan la
competencia comunicativa como la capacidad para comprender y producir mensajes
coherentes; lo que implica la puesta en marcha de otras competencias como:
competencia lingüística, competencia temática, competencia pragmática y
competencia textual (pp.162-163).
Al respecto de competencia Frade, L. (2012)
la define como:
un desempeño
específico que se despliega para responder o resolver una demanda que se
produce en un entorno determinado en un contexto sociohistórico y cultural, y
que se caracteriza por que es neuropsicológica, potencial, adaptativa,
trasferible, cognitiva, conductual, emocional, adecuada a la demanda, es una
construcción social, consiente, dual, dependiente del contexto, original y
compleja.
Es decir, un desempeño que se identifica en una conducta
observable, con una meta a la cual se quiere llegar a través de la acción y que
involucra pensamientos, sentimientos y regulaciones, buscando satisfacer una
necesidad del entorno.
La competencia lingüística es el
conocimiento que tiene el hablante del léxico y la gramática de la lengua que
usa; la competencia textual refiere la capacidad de interpretar y producir
textos que concretizan, en su totalidad y en cada una de sus partes, la
intención del autor; por otro lado la
competencia pragmática alude a las normas que rigen las relaciones
comunicativas y los factores que influyen en la selección de los recursos de
lenguaje y la competencia temática concierne al conocimiento, aunque sea
mínimo, del referente del mensaje (Kaufman y Rodríguez, 2003, pp.162-163) .
En otras palabras la competencia textual
se desplaza de la competencia comunicativa, en el sentido que la escritura es
un medio de comunicación en el que se transfiere el conocimiento a lo largo del
tiempo y del espacio, es el medio por excelencia para la comunicación humana.
La gente cuando escribe crea nuevas
realidades de significado, relación y conocimiento. A aparece la acción
estrechamente relacionada con el funcionamiento humano, donde el lenguaje ocupa
un lugar destacado en cuento que regula y controla el intercambio social
mediante las prácticas discursivas (Bazerman 2004 citado por Álvarez, T. 2010,
P.14).
El algún momento el accionar del maestro
para llevar a los estudiantes a la construcción de textos era disociado y
errático, en el sentido de que pensaba a
la escritura como el hecho de hacer grafías en una hoja en blanco,
construir palabras o formar oraciones hasta llegar a los párrafos que en los
mejores de los casos llegaban a integrar un texto, en apariencia superficial
(Kaufman y Rodríguez, 2003).
La escritura es un sistema de notación,
cuya comprensión tiene que ver con el conocimiento de sus partes y de las
reglas por las que se rige la relación entre esos elementos; a diferencia del
lenguaje oral es más formal y con diferentes variedades discursivas. “La
comunicación por escrito reposa en el significado formal de las palabras y
requiere un número mucho mayor de vocablos que el lenguaje oral para expresar
la misma idea” (Álvarez, T. 2010, P. 84).
La escritura es más que un recurso
mnemónico, más que un medio de comunicación a distancia o para marcar la
propiedad de un objeto; es más que el propio fin que le dio origen, pasar de un
soporte efímero a un significante con soporte duradero. “La escritura es una
obra trascendental en lo relativo a la adquisición del conocimiento: la posibilidad
de materializar el mensaje” (Kaufman y Rodríguez, 2003).
Cuando la gente escribe hace uso de una
serie de operaciones mentales tales como: hacer planes, recuperar problemas,
desarrollar una imagen del lector, comprobar constantemente lo que ha escrito y
una infinidad de tareas más. Por ello es concebida la escritura como un proceso
complejo y dinámico.
La importancia de hacer un recuento de los estudios que se han efectuado
con relación a la escritura, desde sus diferentes aristas, es en un principio
conceptualizar desde una visión más profunda la complejidad de este proceso y
posteriormente analizar las acciones que hacen posible el aprendizaje de esta
competencia en el aula de clases.
Los enfoques predominantes en los
estudios sobre la escritura tienen en cuenta que el uso del lenguaje está
estrechamente relacionado con la acción, en cuento que el lenguaje es un
instrumento que regula y controla la concienciación de las relaciones sociales
ya que las verdaderas causas de la acción humana son las cultura y la búsqueda
de significado dentro de la cultura (Álvarez, T. 2010, P. 19).
Como primer punto habría que analizar
que es un texto, haciendo alusión al producto y medio por el cual se efectúa la
composición escrita; al respecto Kaufman y Rodríguez, (2003) conceptualizan
este término como una “unidad semántica, de carácter social, que se estructura
mediante un conjunto de reglas combinatorias de elementos textuales y
oracionales, para manifestar la intensión comunicativa del emisor” (p.165).
Por otro lado Díaz y Hernández (2010)
definen texto como un instrumento
sociocultural que transmite significados y que posee una estructuración
discursiva (cohesividad, coherencia, adecuación, superestructura, registro,
género). Es dialógico, polifónico (se incluye la voz del autor y otras voces) e
intertextual (un texto se elabora con respecto a otros textos a los que alude)
y forma parte de un contexto y la comunidad cultural.
La
composición textual es un
proceso cognitivo complejo que consiste en interactuar ideas, pensamientos y
afectos en un discurso escrito coherente, dentro de un contexto comunicativo
determinado. Implica aspectos estructurales (actividades de planificación,
teatralización, revisión) y funcionales (saber qué, a quién, cómo, cuándo, por
qué y para qué escribir).
Hacer investigación sobre la escritura
no es cosa sencilla, debido a la multiplicidad de elementos que se tienen que
tomar en consideración: procesos mentales, características de los textos,
didáctica, etc. De esta manera, claro está, que no conviene abordar su estudio
desde una perspectiva simplificadora, pues se correría el riesgo de dejar
elementos que resultan significativos para la destreza en cuestión (Arias, D.).
Ahora
bien, la
apropiación y utilización de uno u otro modelo teórico con relación a la
escritura, puede jugar un papel
importante en su enseñanza y aprendizaje, en muchos de los casos, dicha
elección depende de diversos factores, desde la idea que se tienen sobre la
producción escrita tanto de los profesores como de los escolares, hasta la
finalidad y el tipo de texto según las necesidades particulares.
En la enseñanza-aprendizaje de la
escritura se pueden distinguir primordialmente tres enfoques: uno basado en la
forma o texto (particularidades de la competencia textual), otro basado en el
escritor (proceso cognitivo de la escritura)
y otro basado en el lector (la escritura como constructo social).
Sin embargo esta clasificación no
implica una división entre cada una de las teorías, sino que por el contrario
busca reflexionar el proceso de la composición escrita desde su complejidad,
como un todo, ya que cada enfoque aporta elementos relevantes para ésta
investigación.
Al respecto Morín, E. (2002) señala que
en pleno siglo XXI debe dejarse de pensar de manera simple para aprender a
pensar de manera compleja, se debe llevara al ser humano la totalidad de lo que
son las cosas y lo que implican; que las cosas no son contrarias entre sí, sino
más bien complementarias (dialoguicidad); que la causa puede ser efecto y el
efecto causa (recursividad); que el menor dato puede contener el todo y el todo
a la parte (hologramático).
Comentarios
Publicar un comentario