Paradigmas.

Hacer investigación sobre la escritura no es cosa sencilla, debido a la multiplicidad de elementos que se tienen que tomar en consideración: procesos mentales, características de los textos, didáctica, etc. De esta manera, claro está, que no conviene abordar su estudio desde una perspectiva simplificadora, pues se correría el riesgo de dejar elementos que resultan significativos para la destreza en cuestión (Arias, D.).
Ahora bien, la apropiación y utilización de uno u otro modelo teórico con relación a la escritura,  puede jugar un papel importante en su enseñanza y aprendizaje, en muchos de los casos, dicha elección depende de diversos factores, desde la idea que se tienen sobre la producción escrita tanto de los profesores como de los escolares, hasta la finalidad y el tipo de texto según las necesidades particulares.
En la enseñanza-aprendizaje de la escritura se pueden distinguir primordialmente tres enfoques: uno basado en la forma o texto (particularidades de la competencia textual), otro basado en el escritor (proceso cognitivo de la escritura)  y otro basado en el lector (la escritura como constructo social).
Sin embargo esta clasificación no implica una división entre cada una de las teorías, sino que por el contrario busca reflexionar el proceso de la composición escrita desde su complejidad, como un todo, ya que cada enfoque aporta elementos relevantes para ésta investigación.
Al respecto Morín, E. (2002) señala que en pleno siglo XXI debe dejarse de pensar de manera simple para aprender a pensar de manera compleja, se debe llevara al ser humano la totalidad de lo que son las cosas y lo que implican; que las cosas no son contrarias entre sí, sino más bien complementarias (dialoguicidad); que la causa puede ser efecto y el efecto causa (recursividad); que el menor dato puede contener el todo y el todo a la parte (hologramático).  
Las investigaciones respecto al tema, se ha visto en todas direcciones, desde vertientes que analizan este proceso a partir de lo cognitivo, lingüístico o sociocultural; como proceso o producto; según la funcionalidad de los textos y sus propósitos comunicativos o simplemente como proceso comunicativo  en el que se hacen visibles las ideas y se pone en juego el pensamiento y la creatividad.
En este sentido, como primer punto habría que analizar que es un texto, haciendo alusión al producto y medio por el cual se efectúa la composición escrita; al respecto Kaufman y Rodríguez, (2003) conceptualizan este término como una “unidad semántica, de carácter social, que se estructura mediante un conjunto de reglas combinatorias de elementos textuales y oracionales, para manifestar la intensión comunicativa del emisor” (p.165).
Por otro lado Díaz y Hernández (2010) definen texto como un instrumento sociocultural que transmite significados y que posee una estructuración discursiva (cohesividad, coherencia, adecuación, superestructura, registro, género). Es dialógico, polifónico (se incluye la voz del autor y otras voces) e intertextual (un texto se elabora con respecto a otros textos a los que alude) y forma parte de un contexto y la comunidad cultural.  
Respecto a esta línea de investigación, se han establecido pertinentes formas de clasificar los textos tomando en cuenta variados criterios que permiten agruparlos de una u otra forma; sin embargo la necesidad de establecer tipologías claras y concisas obedece, a la intención de facilitar la producción y la interpretación de los propios textos, medios y fuentes de información.
Kaufman, A. y Rodríguez, M. (2003) postulan la pertinencia de clasificar los textos  a partir de ciertas características compartidas que justifican incluirlos en una u otra categoría. Las mencionadas autoras, definen como criterios la función predominante de los textos, refiriéndose a la intención comunicativa dominante del emisor y la trama, haciendo alusión a los modos de estructurar los distintos recursos de la lengua para vehicular las funciones del lenguaje. 
Por consiguiente, pueden agruparse los textos en informativos, expresivos, literarios y apelativos en relación a su función o en descriptivos, argumentativos, narrativos y conversacionales refiriéndose a la trama que entrelaza los recursos de la lengua en los textos.
La composición textual es un proceso cognitivo complejo que consiste en interactuar ideas, pensamientos y afectos en un discurso escrito coherente, dentro de un contexto comunicativo determinado. Implica aspectos estructurales (actividades de planificación, teatralización, revisión) y funcionales (saber qué, a quién, cómo, cuándo, por qué y para qué escribir).
Respecto a la escritura como proceso, para muchos autores la composición escrita está centrado en tres fases: la planificación, textualización y la revisión; que si bien, no están sistematizadas para realizarse una después de la otra, tampoco se gestan de manera cíclica; más bien es un proceso dinámico y holístico que se mueve en todas direcciones según el trabajo que haga el escritor.
La planificación es una de las fases más sobresalientes en el proceso de composición escrita; ya que es en éste momento en el que se genera una representación abstracta, como primer momento en la mente del escritor,  de los que se desea escribir como producto del conjunto de las ideas e información que posee el escritor. Posteriormente se estructura los pensamientos del escritor de forma más concreta, en lo que se le denomina plan de escritura; es ahí donde se detalla qué, para quién y con qué finalidad se pretende escribir.
La textualización o traducción de lo escrito pone en acción el plan elaborado a través de la producción formal de frases coherentes y con sentido. Es esencial que en este proceso el escritor logre establecer una correspondencia adecuada entre lo subjetivo (esquema de planificación) y las representaciones lingüísticas y no lingüísticas (cohesividad, coherencia, adecuación, integración y ortografía).

Por último, la revisión consiste en mejorar o refinar los avances logrados en la traducción.  Es un proceso en el que el escritor debe incluir actividades de detección y corrección de errores, adecuación y corrección del grado de cohesión local y global; así como el grado de cumplimiento de las metas u objetivos generales.  

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